La Universidad de Vigo se acoge feliz al Programa LABORA y, en lugar de reclamar la convergencia del volumen de recursos públicos destinados a la Universidad PÚBLICA con los niveles medios de la Unión Europea en términos de gasto por estudiante,  se resigna a la política del DÉFICIT CERO

 

El sistema universitario español ha crecido de forma significativa desde que se aprobó la LRU. Un solo dato permite evaluar la magnitud de este crecimiento. En el curso 1983-84 había en España 744.115 estudiantes universitarios, el curso 1999-00 ese número había aumentado hasta 1.584.819. El incremento del sistema ha sido todavía superior en Galicia multiplicándose por tres el número de estudiantes en el mismo período.

 

Tal incremento no se ha traducido en un aumento proporcional de los recursos que nuestro país y la CC.AA de Galicia dedican a la enseñanza superior. Sin negar determinados avances, aunque insuficientes, fundamentalmente en inversiones universitarias, lo cierto es que todas las estadísticas disponibles colocan a España a la cola de los países de la OCDE y de la Unión Europea en lo que a gasto por estudiante universitario se refiere. Un solo dato permite, también en este caso, avalar esta afirmación. España está 14 puntos por debajo de la media de los países de la OCDE en lo que al gasto por estudiante en relación con el producto interior bruto se refiere. Las últimas estadísticas situan a la Universidade de Vigo como penúltima universidad pública en ratios de calidad.

 

La partida de Personal es la más importante de gasto en la Universidad y su capital humano estable un valor estratégico. Su presupuesto deberá ir acompañado de la relación de puestos de trabajo del personal de todas las categorías de la Universidad, especificando la totalidad de los costes de la misma.

 

La Universidad está obligada a efectuar su programación plurianual y para ello deben existir, y la institución conocer, las previsiones de financiación.

 

La Universidad debe competir en el distrito abierto y en el espacio universitario europeo y estructurarse como una Universidad de la sociedad del conocimiento.

 

El Gobierno del Estado, pese a las anteriores exigencias de las instituciones públicas responsables de la enseñanza superior, reniega de un modelo para la financiación de las Universidades públicas, que garantice mínimos de calidad en todo el sistema y que incorpore, con carácter indicativo, criterios y variables de financiación complementaria al efecto de inducir a la Universidad Pública hacia una Planificación Estratégica en función de objetivos que deben implementarse desde políticas específicas de las Comunidades Autónomas y la Administración General del Estado.

 

Se puede argumentar que la Universidad de Vigo por si sola no puede alcanzar los objetivos de financiación necesarios. Pero, algo podrá hacer, como comprometer a los avalistas políticos que, de cuando en vez y siempre estratégicamente, visitan al Rector, para que actúen en consecuencia en el Parlamento de Galicia y levanten la bandera política de la financiación universitaria frente a otro tipo de prioridades políticas como son las subvenciones a la TVG. La Xunta de Galicia decía en febrero de 1997 por medio del Conselleiro Celso Currás que La Universidad deberá poner sus ojos en los ayuntamientos y la empresa privada (¡!) para buscar financiación. Celso Currás tuvo entonces la réplica unánime y firme de los Rectores gallegos y la del propio Valedor do Pobo de Galicia, D. José Cora Rodríguez, mediante escrito oficial de 6 folios. Ahora, parece que el Sr. Rector está dispuesto a colaborar en la efectividad de la promesa electoral del Presidente Fraga de dar empleo a todos los jóvenes que no sobrepasen los treinta años mediante la participación en el Plan LABORA, a costa de quien sea, en este caso de los PAS y en un futuro el PDI.